En el último año la invasión de Rusia a Ucrania ha sido uno de los conflictos más discutidos a nivel mundial convirtiéndose en la prioridad internacional por las relevantes repercusiones y consecuencias que conlleva este enfrentamiento a nivel económico y político.El presente articulo tiene como objetivo el análisis del conflicto Ruso – Ucraniano y sus distintas implicancias utilizando como marco referencial a 2 escuelas de pensamiento de las Relaciones Internacionales considerando que las posturas de cada uno de los países involucrados en el conflicto armado en estudio pueden ser explicadas desde estos paradigmas o teorías.
Rusia: la interpretación Realista del conflicto.
A riesgo de simplificar demasiado una tradición de pensamiento muy rica y diversa, podemos decir que el Realismo consiste en una teoría de las relaciones internacionales que parte de la base de que los Estados, en un mundo “anárquico” en el que no existe un gobierno supranacional que dirima las disputas o proteja a los débiles, deben tomar medidas para garantizar su propia supervivencia. Dado que todos los Estados se ven obligados a actuar de este modo, los realistas argumentan que el ámbito internacional es siempre y necesariamente un campo de conflicto y competencia.
Según lo explicado más arriba, podemos pensar en que la invasión Rusa de Ucrania se podría encuadrar bastante bien desde el esquema teórico del realismo. Esto es, Rusia había realizado advertencias en múltiples ocasiones de que la expansión de la OTAN hacia el Este estaba socavando su seguridad. El propio presidente Putin señalaba en ruedas de prensa que la ausencia de un compromiso claro por parte de la OTAN sobre la inclusión de Ucrania en la alianza atlántica era el motivo principal de la seguridad en Rusia.
John Mearsheimer ha sido uno de los teóricos que ha anticipado la invasión liderada por el líder ruso. Me resulta imprescindible mencionar algunas ideas que nos arroja a través dos de sus artículos más relevantes sobre este tema. Ambos escritos en el marco de la enfrentamiento armado en territorio ucraniano en 2014 y ante la posibilidad de que EEUU y la OTAN abastecieran de armamento a Ucrania. Por un lado menciona: “…the United States and its European allies share most of the responsibility for the crisis. The taproot of the trouble is NATO enlargement, the central element of a larger strategy to move Ukraine move Ukraine out of Russia’s orbit and integrate it into the West” . Además señala: “Sending weapons to Ukraine Will not rescue its army and Will instead lead to an escalation in the fighting. Such a step is especially dangerous because Russia has thousands of nuclear weapons and is seeking to defend a vital strategic interest” . Citado en su idioma original destaco estas dos ideas del autor que, a mi entender revelan, dos aspectos centrales que ponen en evidencia el enfoque realista del país lidero por Putin. Esto es, primero, la importancia vital y estratégica que constituye el área en conflicto por lo que representa para Rusia para sus intereses en términos de poder. Segundo, como el accionar expansivo, en términos liberales (instituciones democracia comercio), liderado por la OTAN y EEUU, acompañado de una decisión propia del pueblo ucraniano sobre qué camino desean para su futuro puede ser interpretado por otro país como una amenaza a su seguridad nacional y, finalmente, como una actitud ofensiva hacia este último que, en términos realistas, lo obliga a defender sus intereses.
Por otro lado, la decisión de expansión de la OTAN deja en evidencia que ni Estados Unidos ni los países europeos consideraron en el análisis el problema ruso de la seguridad. Estos entendieron que la decisión de entrar en la alianza incumbía únicamente al país que lo pedía, sin hacerse cargo de la amenaza que ello suponía para Rusia. En algunas entrevistas Putin ha defendido su posición mediante la siguiente analogía: ¿Cómo habría reaccionado Estados Unidos si su principal rival hubiese instalado misiles en la frontera de Canadá o Méjico?. Una vez más queda en evidencia que el marco teórico del presidente ruso responde a la teoría Realista.
Los realistas argumentan que el ámbito internacional es siempre y necesariamente un campo de conflicto y competencia.
En el 2014, en el marco de la caída de Yanukovich, muchos rusos consideraban que la zona denominada “western Ukraine” eran guiados en su accionar por la Unión Europea, según ellos bajo el dominio Alemán, con actitudes fascistas y que en realidad aquellas áreas mayormente habitadas por ucranianos pro-rusia eran las víctimas. Distinos teóricos realistas, además de Mearsheimer, apuntaban hacia Occidente y, particularmente, hacia Estados Unidos como los responsables por sus provocaciones hacia Rusia. Las mismas tendrían sus inicios a mediados de los 90’s con la incursión de la OTAN en el conflicto entre Serbia y Bosnia-Herzegovina. Entendiendo que los primeros estuvieron históricamente vinculados, por compartir origen eslavo, con Rusia. En 1999 la OTAN comienza a incorporar como nuevos miembros a distintos ex – países soviéticos (Polonia, República Checa, Hungría). En tanto que en 2004 fue el turno de Bulgaria, Rumania, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Letonia, y Lituania). En este sentido tanto Estados Unidos como Europa consideran la expansión de la OTAN como una expansión de la seguridad colectiva y la consolidación a través de banderas como son la democracia, la racionalidad y el comercio abierto. Sin embargo ante esta escenario lo que observa el Kremlin, en una estricto paradigma Realista, es un imperio enemigo creciendo y consolidándose en las puertas de las fronteras rusas. Ucrania históricamente ha servido de “buffer” de enorme importancia estratégica.
Ucrania: La interpretación liberal del conflicto.
Los Estados que se rigen por el paradigma del liberalismo son cooperativos, desafiando la suposición realista de que los Estados están principalmente en conflicto entre sí. A través del comercio, los tratados, las normas, la diplomacia y las instituciones internacionales, los Estados hacen hincapié en las transacciones pacíficas en lugar de la proyección de poder de suma cero.
Los países están compuestos por diferentes actores, diferentes instituciones y ciudadanos. Estos últimos tienen, según la visión liberal, la capacidad de decidir sobre su futuro. En esta visión el cambio es posible y, además, las fuerzas internas en los Estados pueden ser capaces de generar quiebres como aquellos sucedidos a finales de la década del 80’ en Europa del este con la caída de la URSS.
Durante 20 años se experimentó un optimismo generalizado en aquellos ex países soviéticos quienes buscaban a través del acercamiento a las instituciones europeas obtener las garantías de seguridad que permitan desarrollarse económicamente sin la dependencia de Rusia. Ucrania, entre otros países, intentaba buscar este objetivo, justamente, a través de su inserción en Organismos europeos como la OTAN y la Unión Europea que le pudieran servir como anclas para el desarrollo económico y la seguridad frente al expansionismo Ruso.
A través del comercio, los tratados, las normas, la diplomacia y las instituciones internacionales, los Estados hacen hincapié en las transacciones pacíficas en lugar de la proyección de poder de suma cero.
En este sentido en el año 2014 finalmente, después de más de dos décadas de búsqueda de las partes para unir lazos, se celebra la firma del Acuerdo de asociación entre Ucrania y la Unión Europea (AA/DCFTA), a través del cual se establecía una asociación política entre ambas partes. El pacto planteaba el objetivo de acelerar las relaciones políticas y económicas entre las partes y sentaba las bases para la integración de Ucrania en el mercado interior de la Unión Europea. Además el acuerdo comprometía a Ucrania a ciertas reformas económicas, judiciales y financieras, con el fin de hacer que sus políticas converjan con las de la UE.
Por un lado , la unión europea buscaba asegurarse que sus importaciones de gas natural desde Ucrania, así como de sus exportaciones hacia este país no se vean amenazadas por la inestabilidad reinante en la región, además de considerar que esta misma inestabilidad podía ser reducida con el tiempo, mediante la implementación de una serie de reformas económicas y socio-políticas en Ucrania. Por su lado, este último quería mejorar su balanza comercial incrementando sus exportaciones capturando los beneficios provistos por el libre comercio con la UE.
La alianza atlántica (OTAN) inicia el dialogo con Ucrania en 1992, poco después de su independencia. En 1994 Ucrania ingresa al programa de la “Asociación para la Paz”; en la cumbre de Madrid de 1997 se firmó la carta de relación especial mediante la cual se cerraba la comisión OTAN – Ucrania. En 2002 declara su voluntad de entrar en la Alianza, y en la cumbre de Bucarest de 2008 la OTAN respondió que en un fututo eso sería posible. Este largo camino de acercamiento a las distintas instituciones fue frenado en 2010 cuando el presidente Víctor Yanukovich adopto la doctrina non-block.
Sin embargo esa ventana para la transición democrática se ha ido cerrando conforme las fueron surgiendo cambios en las políticas Rusas del presidente Putin guiadas por una visión expansionista y realista. Dos síntomas claros de este cambio fueron:
1) 2008 Invasión de Rusia a Georgia:
2) 2014 Ocupación de Crimea: Cuestionamiento de las fronteras establecidas en 1989.
Hoy en día Rusia se encuentra dando el siguiente paso desde la invasión al territorio ucraniano ocurrida en Febrero de 2022 . El catedrático Joan Romero afirma en una entrevista que el país ruso está impidiendo a través de la fuerza pública que Ucrania decida su propio camino, como si lo hicieron oportunamente muchos países pertenecientes a la unión soviética, debido a que esta nación es la debilidad de Rusia a partir de su independencia en 1991 .
En las últimas tres décadas los ucranianos han basculado entre Occidente y Rusia; su definitiva mayor aproximación a la UE y a la OTAN ha supuesto la agresión rusa.
Desde la caída de la Unión Soviética, Europa central y oriental poseen fuertes lazos comerciales con Rusia. La imposición por parte de la UE de sanciones financieras, comerciales, aéreas, entre otras, a simple vista parecieran ser instrumentos que ayuden a mitigar el conflicto obligando a Putin al retiro de su tropas del territorio ucraniano.
Ahora bien, muchas de las herramientas que posee Europa no han sido utilizadas y cabría preguntarse el porqué. Al respecto distintos teóricos consideran que esto se debe a que la “interdependencia” puede conducir a la “dependencia”. Esto es, muchos países son dependientes, por ejemplo, del suministro de gas proveniente de Rusia que alimenta tanto las industrias como los hogares. Por ello muchos lideres deben reconsiderar varias veces la posibilidad, entre otras, de sancionar mediante la exclusión de Rusia de la SWIFT. Sanción que ocasionaría bloquear a este ultimo de la posibilidad de recibir pagos y que, justamente, podría desembocar en el corte total del suministro de gas a Europa provocando lo opuesto a lo que se está buscando con la medida: una escalada en el conflicto.
¿Cuál podría ser el final del conflicto desde ambos paradigmas?
Desde el realismo, como hemos demostrado hasta aquí la posición Rusa del conflicto, una guerra es inevitable por la sed de poder que posee cada Estado y, con el fin de enfrentar estos conflictos, resulta necesario una preparación armamentística. Aquel concepto de estabilidad que los liberales defienden pasa a un segundo plano cuando se habla desde un paradigma realista. Los derechos fundamentales en los procesos bélicos igualmente dejan de tener dicha naturaleza primordial, donde se observan vulnerados con el fin de que estos sujetos lleguen a su fin.
Por su parte desde la perspectiva liberal, que caracteriza a Ucrania, priman dos objetivos claros. Estos son el bienestar del pueblo y el equilibrio internacional. Es por este motivo que la principal justificación desde este paradigma, para los conflictos bélicos, es la defensa de la gente. En este modo de pensar no solo se tienen intereses de estabilidad sino también de mejora. Un ejemplo de ello es la vitalidad del comercio mundial en oposición a las guerras, tesis desarrollada por Kant en la obra “La paz perpetua”. Según hemos recorrido brevemente en este trabajo, Ucrania en los últimos 30 años ha optado claramente por acercarse al comercio, al desarrollo económico, social, y político a través de múltiples instituciones y organizaciones que puedan servirle de ancla para evitar el retroceso al eje de dominación rusa.
Finalmente, con las dos posturas opuestas que han sido desarrolladas más arriba, podemos reflexionar sobre cuales podrían llegar a ser los posibles caminos y/o desenlaces, según cada paradigma, que hipotéticamente tendría el conflicto armado. En este sentido, desde la perspectiva liberal se podría llegar al fin del conflicto entre Rusia y Ucrania si se sucedieran los siguientes hechos: Rusia acepta los cargos impuestos por la comunidad internacional ante la vulneración de múltiples tratados y derechos fundamentales, asumiendo el desequilibrio causado con consecuencias a nivel global; aquellos organismo internacionales interceden en el conflicto en favor de Ucrania para detener los interminables violaciones hechas por Rusia, convocando a todos los asociados; se desarrolla un proceso intervencionista por diversas potencias mundiales para detener a Putin. En tanto que , desde el realismo, alguna hipótesis del desarrollo del conflicto podría ser: Ucrania cede parte de su soberanía a Rusia para satisfacer su peticiones y que de esta manera cese el ataque hacia la población de dicho país; Rusia haga uso de toda su superioridad armamentística para acabar son su rival y así ganar la batalla; o bien alguna potencia ambiciosa con sed de poder se unifique con Ucrania con el final de vencer a Rusia y ganar cierta hegemonía política gracias a su derrota.