La democracia a la deriva en América Latina. El caso de Paraguay 2016 – 2020 : ¿Evolución o involución de la democracia?

El presente articulo tiene por objetivo observar e intentar explicar el comportamiento de la democracia en la Republica del Paraguay durante el periodo 2016 – 2020 a partir del análisis de los distintos indicadores disponibles que miden variables sociales, políticas y económicas. En particular los informes utilizados para el análisis son: “La calidad de las democracias en América Latina” (IDEA), “Democracy index 2020: In sickness and in health?” (The economist) y “2021 World Press Freedom Index” de Reporters without borders.

Situación inicial (2016)

Siguiendo la clasificación expuesta en el articulo de Scott Manwaring y Aníbal Pérez Liñan sobre la democracia en América Latina, a la fecha de publicación del trabajo Paraguay se presenta como un caso de evidente “estancamiento democrático”. Algunos rasgos característicos para tal definición, según los autores, son el control de tipo hegemónico ejercido sobre el Poder Ejecutivo (solo exceptuado por la presidencia del obispo Lugo 2008-2012) por el Partido Colorado quien ha dominado la escena política desde el regreso de la democracia (1989). Además, podemos agregar que el control se extiende también al ámbito legislativo, prueba de ello es el juicio político y destitución del mencionado presidente.

Se podría identificar y delimitar la situación de la democracia paraguaya a esta fecha al contraponerlo a otras etapas vividas en el país (procesos militares) como así también al compararlo con las situaciones en otros países de la región como Bolivia y Venezuela. Entonces, en términos de libertades, los ciudadanos de la vecina republica cuentan, en principio, con libertades civiles, con una competencia electoral de algún modo transparente y libre de irregularidades graves (imperfecta pero existente), y con cierto grado de libertad de expresión.

Con lo expuesto hasta acá estamos en condiciones de afirmar que nos encontramos situados ante un claro ejemplo de lo que O’Donnell define como Democracia Delegativa. Esto es, una democracia, pero una de baja calidad en la que el ciudadano emite su voto (Accountability vertical) y éste es ignorado a partir de entonces hasta la siguiente elección, no posee medios para controlar la corrupción y el mal gobierno, y no existen otras instituciones realmente capaces de garantizar las rendiciones de cuentas interinstitucional (Accountability horizontal).

Frente a este panorama presentado hasta aquí me propongo, a través de la observación y análisis de los índices e informes consultados, determinar comparativamente si la democracia paraguaya ha mejorado o empeorado en términos de las variables democráticas.

Situación actual (2020): ¿Qué nos dicen los índices?

El informe de “The economist”[1] es contundente al afirmar que la emergencia de la salud publica en el contexto de la pandemia proveyó los argumentos necesarios para llevar a adelante abusos de poder en la región de América Latina. Menciona como rasgos sobresalientes de este “retroceso” a : 1) la débil cultura política , 2) la dificultad en crear instituciones para velar por el “rule of law” y 3) la persistente corrupción.

Los índices de Paraguay en este informe lo sitúan en el puesto numero 67. Las variables presentadas son :

Overall score

Rank

Electoral process and pluralism

Functioning of government

Political

Participation

Political Culture

Civil

Liberties

6.18

67

8.75

5.71

5.00

4.38

7.06

Los números hablan por si solos. Si bien las libertades civiles y el proceso electoral tienen buenos puntajes (7.06 y 8.75 respectivamente ) los cuales en parte podrían responder a la existencia de acountability vertical a través del voto en las elecciones libres y periódicas.

Mientras tanto las otras tres variables incluidas muestran pésimos valores. Los datos de participación política (5.00), cultura política (4.38) y funcionamiento de gobierno (5.71) convalidarían la tesis de que estamos en presencia de una democracia delegativa.

Podemos ofrecer como posibles argumentos para estos magros rendimientos algunos hechos políticos relevantes ocurridos en el vecino país recientemente:

  1. Agosto 2019: Iniciativa de juicio político hacia el presidente por presuntas irregularidades en acta firmada con Brasil por tema energético, finaliza en escandalo y marcha atrás del mandatario para lograr desactivar el juicio. Señal de endeblez del sistema (el partido Colorado se encuentra dividido en 2 líneas internas. Una que responde al presidente Abdo Benitez y otra al ex presidente Cartes)
  2. En el contexto de pandemia (the big disruptor) se aplicó una cuarentena estricta que, al ritmo de la mayoría de las naciones latinoamericanas, coartando libertades civiles fundamentales y no siendo correctamente gestionada en términos económicos.
  3. Oportunismo político para gobernar por decreto.
  4. En marzo 2021 un pedido de juicio político al presidente Abdo Benítez por mal desempeño en la gestión de la pandemia es rechazado en la cámara legislativa.
  5. Protestas generalizadas por el pésimo manejo y gestión de la pandemia. Sin vacunas, con un sistema de salud colapsado, y una economía paralizada. Alto descontento social con la evidente corrupción.

Siguiendo las 4 claves que mencionan Mainwaring y Liñán para orientar una democracia hacia un estadio mas saludable, Paraguay no presenta una situación ideal. Esto es:

  1. Nivel de desarrollo : SI. Crecimiento económico. Apertura.
  2. Estado solido: NO. Débil rendición de cuentas.
  3. Sistema de partidos: NO. Hegemonía de Partido Colorado hace 65 años. Solo la excepción de Lugo.
  4. Liderazgo Político: NO. Abdo Benítez con mala imagen. Además, no cuenta con la suficiente legitimidad para ordenar su partido y poder hacer gestión.

La libertad de prensa en Paraguay

El “2021 world press freedom index” sitúa a Paraguay en el puesto 100 sobre 180 países. En este aspecto el país registra en los últimos años un comportamiento oscilante que incluye caídas en el ranking entre 2013 y 2017 y mejoras en la calificación entre 2017 y 2020. Creo importante resaltar la relación (negativa) existente entre la libertad de prensa y la corrupción.

El informe hace foco en las dificultades a las que se enfrentan los periodistas al abordar temas de corrupción política, institucional o económica.

El Paraguay ha sido noticia recientemente por el asesinato del periodista brasileño Leo Varas. Evidencia suficiente de la difícil situación que con la convive la prensa para hacer su trabajo.

Reflexiones finales

En primer lugar, cabe recordar que Paraguay transita una inédita era democrática, aunque como hemos visto, de muy baja calidad. Con la hegemonía vista de un partido político (Partido Colorado) la competencia y los balances de poder se ven seriamente deteriorados. Como consecuencia de ello el accountability horizontal es prácticamente inexistente.

La llegada al poder de “Marito” Abdo Benitez trajo cierto aire de renovación (a pesar de ser hijo de un ex funcionario del gobierno militar) de la política paraguaya, cuando en 2018 sucede a Horacio Cartes. Signo inicial de algún tipo de alternancia. Sin embargo, los hechos demuestran que , hoy en día, aun conviven en ese país bolsones de feudalismo, altos índices de inequidad, en particular en la distribución de la tierra y un sistema de partidos estático.

En el contexto actual la ya débil democracia en Paraguay se ha deteriorado aun mas con la llegada de la pandemia. Siguiendo a Julia Pomares: “vino a convertirse en un poderoso acelerador de tendencias ya existentes”[3]. Falta de vacunas, constantes denuncias de sobrefacturación en licitaciones del Estado y la mala calidad del sistema de salud están erosionando la poca legitimidad del presidente .

El “coloradismo” acompaña ese declive y según algunos medios opositores al gobierno surge nuevamente desde abajo una oportunidad de cambio para el país.

Con este mapa de situación podemos concluir , casi sin dudarlo, que la democracia paraguaya ha empeorado respecto a la situación inicial (definida como 2016) . No llega aún a comportarse como una democracia erosionada, pero tampoco puede perfilarse para dar el salto hacia el grupo de aquellas definidas como estables pero con defectos. La pandemia a acelerado este proceso de retroceso al evidenciar la real situación de los problemas estructurales, pero ha dado una ocasión para poner en agenda una idea de cambio vinculada a una mayor participación de la sociedad civil en la vida política.

Apéndice: ¿Crecimiento económico y desigualdad?

Pérez Liñan y Mainwairing presentan la idea, en base a regresiones estadísticas, que los países con mayor nivel de desarrollo económico cuentan con mayores posibilidades de transformarse en democracias robustas, Paraguay podría ser un contradicción pensado en términos particulares.

Las ultimas dos décadas Paraguay experimentó una profunda transformación económica en varios sentidos. El país logró avances en materia de responsabilidad fiscal, control de la inflación y estabilidad del sistema financiero que propició el escenario ideal para la llegada de inversión privada. Además, todo esto fue acompañado y acelerado por el súper ciclo de los commodities.

Quedaría como reflexión final entender porque el crecimiento económico no pareciera ser, en este caso, una condición suficiente para alcanzar la mayor calidad democrática. Prueba de esto es la evidente coexistencia en este país durante los últimos años de, por un lado, un sistema económico dinámico de mercado y, por otro, un sistema político y de estructura social anclado en el pasado.

Fuente: Deloitte

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