Historia Economica Argentina: Planes de estabilización 1964-1991

En linea con el artículo anterior me propongo aquí desarrollar las principales características de los planes económicos llevados adelante por los distintos gobiernos, tanto civiles como militares, en el periodo 1964-1991.

Plan Nacional de Desarrollo (1964-1969)
El objetivo del programa se presentaba con la idea de terminar con los ciclos de Stop & Go de los últimos tiempos. En este sentido se apostaba a reactivar la economía por las vías de política monetaria y fiscal acompañado con un adecuado manejo de las cuentas externas.
El plan fue un éxito. Los dos años completos de administración de Illia el crecimiento fue del 10% promedio anual, el empleo creció y el resultado externo era positivo. Llegado 1966 hubo cierta desaceleración económica que en comparación con otros tiempos no despertaba interrogantes.

Plan de estabilización y desarrollo – Krieger Vasena (1966-1967)
La política de ingresos fue definida como núcleo del programa. Las principales medidas aplicadas fueron: la suspensión de las convenciones colectivas de trabajo, un acuerdo de precios con empresas, y el congelamiento del tipo de cambio (350 pesos por dólar) . Con ello se buscaba contener las expectativas de inflación y recomponer la demanda de dinero, todo esto acompañado con emisiónn acorde a la misma.
El plan puede ser caracterizado de exitoso. Con la credibilidad resultante reaparece el circulo virtuoso de la economía; crédito + inversión. Los años 67, 68, 69 hubo crecimiento del PBI.
Finalmente la política, en oposición de lo que habita en el inconsciente colectivo, en un año brillante económicamente, va en sentido contrario. El “Cordobazo” marca el destino del ministro.

Plan Gelbard: Pacto social (1973)
Se presentaba un diagnóstico de política anti inflacionaria acorde a un concepto estructural de la inflación (opuesto al monetario). El problema residía en una cuestión redistributiva. El elemento central del programa se ordenaría alrededor del “Pacto Social” que implicaba un acuerdo general de los distintos sectores en torno a una configuración de precios y salarios con la idea que este se tornara permanente. A pesar de haber sido firmado por la mayoría, al final de cuentas ni empresarios ni sindicatos estaban del todo conformes. Sin embargo, el plan resultó exitoso durante 1973, cerrando con números alentadores; el aumento de depósitos era una señal importante de confianza en el plan, además la balanza comercial con superávit producto de altos niveles de precios internaciones de bienes exportables. daba tranquilidad.

Martínez de Hoz (1976)
Poseía tres objetivos bien definidos: estabilidad de precios (lucha contra la inflación) , crecimiento económico, y una distribución del ingreso “razonable”. Por el lado de los instrumentos, podemos mencionar que los mismos fueron aplicados de manera secuencial. El primero de ellos incluyo una reforma financiera con liberalización de tasas de interés, récord de apertura de bancos, y descentralización de los depósitos. En 1977 con la caída del BIR (Banco de Intercambio Regional) se desataron las consecuencias de un sistema que había sido llevado adelante con improvisación. En el plano de la lucha por la estabilidad de precios se sucedieron marchas y contramarchas, monetarismo (ajuste de emisión) y heterodoxia iban tomando la posta pero los resultados no eran los esperados. En 1979 hacía su debut “la tablita” que preveía un cronograma del valor del dólar durante 8 meses. Fue un fracaso absoluto, los precios de la mayoría de los bienes iban por un carril y el dólar por otro. El resultado final del programa fue el atraso cambiario (inflación reprimida).

Plan Austral (1985)
El ministro Sourrouille se planteó como objetivo del plan estabilizador romper con la inercia de las expectativas inflacionarias que mes a mes tendían a cumplirse y acumularse. Había que bajarlas. Se recurrió al instrumento habitual en la historia económica argentina ( mencionado en otros casos planes) , esto es, el ancla de precios. Se estableció un tipo de cambio fijo de 80 centavos de austral por dólar. De esta manera quedaban congelados casi todos los precios de la economía. Además, se anunció que el Banco Central dejaría de emitir.
El plan gozaría de cierto éxito inicial pasando un primer examen de credibilidad, pero su destino estuvo signado por la indefinición sobre qué camino tomar una vez estabilizada la economía. El congelamiento de precios no podía tener carácter permanente. El anuncio de flexibilización sin un plan coordinado para corregir los problemas terminó dando inicio a un rebrote inflacionario. La dirigencia no quiso, no pudo o no supo enfrentar el desafío de que las reformas “de fondo” eran una condición necesaria para dar el salto hacia el crecimiento.
Tanto el plan austral como los que lo sucedieron durante el gobierno de Alfonsín no fueron exitosos por la falta de credibilidad en sus históricamente desgastados instrumentos.

Plan de convertibilidad (1991)
El objetivo del plan: frenar la hiperinflación. Lograr la apertura comercial. En su fase inicial la herramienta principal fueron las reformas estructurales pensadas como condición suficiente para alcanzar las metas. El gobierno enfrentó 2 intentos fallidos de estabilización.
Fue en 1991 con la Ley de convertibilidad sancionada por el Congreso cuando se puso en marcha el ambicioso plan que incluyó un paquete de medidas que apuntaban a la consecución de la meta planteada; reformas del estado, privatizaciones, apertura comercial, desregulación financiera, reforma previsional entre otros pueden listarse como elementos principales. Además, mediante esta ley el gobierno se ataba las manos en relación a su principal instrumento de política económica: la emisión.
Cabe destacar que, más allá de sus virtudes propias , el plan contó con un panorama internacional que le facilitó y ayudó en la implementación del mismo. Prueba de ello son los números en relación a la inversión extranjera.
La convertibilidad fue un éxito. La estabilidad y la reactivaciónn económica se sucedieron de inmediato en los años que siguieron. La actividad creció en promedio 8,8% entre 1991 y 1994. Se había logrado controlar la inflación.

Habiendo recorrido brevemente la historia de los planes económicos analizando sus objetivos, instrumentos y resultados podemos dejar algunas consideraciones a modo de conlclusion.
En primer lugar, podemos decir que existe evidencia suficiente para destacar que el cortoplacismo y las medidas de urgencia son una denominador común entre ellos.
En segundo lugar, la relación de los distintos programas económicos con el sector externo se ha desarrollado en el marco de una dinámica de tipo “no virtuosa”. Esto es, aquellos planes que gozaron de superávits de la balanza comercial (Quinquenal 45, PND 64, Gelbard 73) por diversos motivos (ciclos de commodities, aumentos de demanda mundial) que se traducían en dólares frescos para la economía no lograron capitalizar este resultado a través de una administración prudente y eficiente de los recursos que permitiesen generar fondos anti-cíclicos (reservas) para enfrentar eventuales “shocks externos”. Por el contrario el gasto compulsivo, el crédito barato, los subsidios , entre otros, fueron el destino de esos fondos. En tanto que aquellos proyectos económicos que debieron convivir con déficits y escasez de dólares, también observaron mayormente conductas irresponsables o poco conducentes a atacar los problemas de fondo. Se buscaron salidas transitorias solventando los déficits con emisión monetaria , deuda cara (local o extranjera) o impuestos compulsivos al sector externo (importadores y exportadores). Siempre detrás de lo urgente por sobre lo importante.
En tercer lugar, en referencia a similitudes encontradas se puede destacar que aquellos planes que fueron inicialmente exitosos (Gómez Morales 52, PND 64, PED 66, Gelbard 73) no supieron (no pudieron) generar las condiciones para iniciar un sendero de crecimiento que permitiera solucionar algunos de los tantos males de nuestra economía; la inflación crónica, el déficit fiscal, el gasto publico excesivo, el déficit de dólares, entre otros.
Argentina y su historia económica bien podrían ser una excelente analogía de aquella célebre película “El día de la marmota” (Groundhod Day). Atrapados en un ciclo de tiempo, repitiendo la historia una y otra vez. Quizás, como Bill Murray interpretando el personaje principal, nos llegará, tarde o temprano, el momento de reexaminar nuestra situación como país y definir cuales son las prioridades si deseamos cortar con ese bucle temporal.

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