La palabra plan es suficientemente abarcativa y señaliza un conjunto de medidas que buscan cómo objetivo principal alterar un sendero no virtuoso de la economía. Buscando ya sea la estabilidad de precios o bien el crecimiento sostenido a través de una serie de instrumentos como ser la política cambiaria, monetaria, fiscal, entre otros.
Los últimos 75 años de nuestro país han dejado en materia económica una larga lista de planes aplicados; heterodoxos u ortodoxos, clásicos o innovadores, algunos mas populares que otros, otros tildados de “salvadores”, algunos de tipo gradual o de shock. Con éxitos y fracasos, diferencias y similitudes, la gran mayoría de ellos podemos afirmar qué fueron pensados con objetivos “estabilizadores”. No sorprende esta característica cuando pensamos que, en estas latitudes, la segunda mitad de siglo XX estuvo marcada, con breves periodos de relativa tranquilidad, por la inestabilidad política, económica y, por qué no, social. Las cifras de veinticinco presidentes (de facto y constitucional) y setenta y cuatro ministros de economía parecen prueba suficiente de tal afirmación. A continuación desarrollo los puntos sobresalientes de los programas implementados en el periodo 1945-1960.
Plan Quinquenal (1945)
El plan surge en un contexto mundial donde la receta keynesiana de impulsar la demanda agregada con aumentos del gasto público estaba en su fase de apogeo. Sumado a esto, los problemas de carácter distributivo que existían dieron el fundamento para delinear el objetivo fundamental de este plan: la expansiónn salarial para redistribuir el ingreso y garantizar pleno empleo. Esto fue llevado adelante básicamente con dos instrumentos: gasto publico y una generosa e inédita política salarial. El crédito barato y discrecional fue otra herramienta usada en esta etapa.
Los resultados pueden señalarse como exitosos en términos políticos ya que posibilitaron a J.D. Perón apuntalar su base electoral para consolidar su proyecto político unipersonal. Una buena administración le daba al líder político la oportunidad de unir fuerzas detrás de él, no dependiendo ya ni del partido ni de los sindicatos. Sin embargo, asistíamos a “una fiesta que tarde o temprano acusaría una fuerte resaca”.
Plan Gómez Morales (1952)
En contraste con los primeros años de “paraíso peronista” había llegado el momento de la austeridad. El objetivo central del plan de estabilizaciónn económica de 1952 era detener la inflación (estabilizar precios), en segundo lugar, hacer lo propio con el creciente déficit externo.
La herramienta elegida fue la “políticamente incorrecta” reducciónn drástica del consumo e inversión a través de un recorte en el gasto del Estado. Además, un ortodoxo “apretón” monetario ayudaría a calmar la inflación. El plan se completaba con atrasos de tarifas publicas (que en sentido opuesto aumentaban el gasto en subsidios a las empresas) y recortes en protecciones de ciertos sectores productivos.
El plan Gómez Morales fue exitoso. La inflación bajó hasta mínimos de 3,1% en 1954. Salarios reales caen al principio, pero luego vuelven a recuperar. Por ultimo, la balanza comercial paso a ser superavitaria.
Segundo plan quinquenal (1953)
Estabilizada la economía, era tiempo de profundizar la industrialización y complementar el plan anterior. Idealmente el proyecto se pensaba para el periodo 1952-1957 y se planteaba como meta lograr arraigar la industria pesada, respondiendo a criticas que el entonces ministro recibía.
El instrumento fundamental en este caso (un giro en la lógica peronista) descansaba en el financiamiento externo. Para superar el déficit de balanza de pagos había que invertir en industria y petróleo para de esa manera lograr, en el mediano plazo, autosuficiencia que permitiese bajar la demanda de dólares.
Se destacan dos hechos importante que exponen la voluntad y decisión que demostraba el segundo gobierno peronista en la concreción de la “industrialización”. El primero de ellos es la convocatoria del Congreso de la Productividad y el Bienestar Social para tratar el problema de la productividad. El segundo es aquel contrato fallido (impulsado por Perón) con la empresa Petrolera “la California” que exponía al líder aún contra sus propios preceptos declamados en su primera etapa de gobierno. El plan es interrumpido por el golpe militar del 55.
Plan integral de estabilización (1958)
El gobierno de Frondizi pretendía acabar con una ficción económica cuyas consecuencias estaban claramente a la vista. Había que reducir el déficit fiscal. ¿Cómo se haría? En primer termino un golpe de timón en lo referente al sector externo: unificación de tipo de cambio, suspensión de restricciones y controles. Además con prestamos del exterior que dotaban de “poder de fuego” al central en el mercado cambiario. Por ultimo con la expansión controlada de la masa monetaria.
Inicialmente el plan fue un fracaso. En este caso su suerte estuvo marcada fuertes presiones de dos sectores que limitaba el margen de acción del plan al criticar su perfil ortodoxo.
Ahora bien, una vez “pasado el invierno” , y con una aplicación plena de ciertas medidas postergadas anteriormente, la economía experimentó entre 1959 y 1961 un rebote creciendo a tasas del 8% promedio anual. La vedette del plan fue la inversión. El capital internacional fluía hacia nuestro país y se respiraba cierta tranquilidad. El “desarrollismo” encontraba al fin su momento. Podemos hablar de éxito transitorio.
Finalmente las evidentes tensiones entre urgencias fiscales y las ambiciosas metas del plan oficial, que tuvo un correlato político interno, marcarían el destino del gobierno radical. Las presiones sindicales obligaron a “traicionar” los objetivos de reestructuración que pretendían equilibrar las cuentas nacionales.